Flores arrancadas a la niebla habla del dolor del desarraigo, de las pérdidas que soportan quienes se enfrentan a otro pueblo en otro sitio.
El abandono forzoso del hogar, un tema tristemente real y cotidiano que es afrontado con un uso poético del lenguaje y un toque de humor.
Arístides Vargas tiene en sus obras un tono de nostalgia y de lirismo, pero también rezuma humor, una forma de reivindicar la risa como efecto sanador ante tanto dolor.
Para Arístides Vargas "el viaje ya no se inscribe en una geografía exterior sino en el cuerpo interior del que viaja".