Iván Martín (piano) y Wolfgang E. Schmidt (violonchelo) son dos intérpretes geniales con muchas cosas en común. Ambos son solistas de prestigio internacional, reconocidos por la crítica de sus países entre los más brillantes de su generación, con conciertos en los mejores escenarios europeos, y colaboraciones con músicos del más alto nivel. Ambos son también directores de orquesta y generadores de proyectos culturales renovadores. Ambos son, además, excelentes profesores de sus respectivos instrumentos y profesionales cercanos, alejados del tópico retrato del virtuoso algo soberbio, tan habitual y por otra parte tan perjudicial para el acercamiento del público a la música clásica en vivo.