La exquisita paleta de colores de esta pianista vasca se habrá de aplicar sin rebozo a los Estudios nº 11 y nº 12 de Ligeti y a la composición encargada a José Luis Greco, músico de amplios recursos y dueño de sólida técnica. El Largo appassionato de la Sonata nº 2, primero de los grandes Adagios beethovenianos, es buena piedra de toque. Como lo es el exuberante Allegro de la nº 4. La nº 13, Quasi una fantasia, establece sutiles nexos entre sus cuatro movimientos. La nº 25 posee un aire sano y casi campesino y encierra un Andante de emocionada simplicidad. Beethoven la denominó Sonatina.